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¿Cuándo fue la última vez que dijo NO?

Es una pregunta a boca de jarro, que aprendí a hacer en reuniones sociales y hasta laborales para romper el hielo y extender una campaña, mejor una cruzada para rescatar el «Derecho a decir que NO».

Nos hemos acostumbrado a decir que SI a casi todo, nos da pena ofender a alguien diciendo que NO tenemos tiempo para atender su llamada, para ir a la reunión inútil del Comité, hemos perdido incluso ante los meseros que nos traen la sopa fría o salada, o ante los presidentes cuyas rémoras los consideran los únicos salvadores, nos da miedo decir que NO nos convencen las acciones y omisiones de los Alcaldes, que NO queremos más telebobelas de mafiosos y tetas siliconadas, y a toda hora terminamos asintiendo idiotamente, por que nos da pena decir que NO entendemos, o que NO sabemos y eso que tenemos a San Google a la vuelta de un click.

Y así como nos apena decir que NO, nos enfurece que alguien nos diga NO, lo consideramos un desafío y estamos dispuestos a casar peleas de trogloditas con el fin de imponer nuestras ideas, así sepamos que NO tenemos la razón o que puede existir otra solución; dibujamos planos para sintetizar nuestras propuestas arquitectónicas y se los enseñamos a analfabestias de la geometría descriptiva que son nuestros potenciales clientes (los del billete) y como el mejor culebrero y yerbatero, vendedor de específicos y de ilusiones los convencemos con adjetivos de valoración de espacios, flujos dinámicos, equilibrio de masas y volúmenes, cromatismo y elementos de control ambiental y social de que NO nos digan que NO y nos permitan desarrollar con todo su presupuesto y algo más la idea genial.

Alguna vez me pregunte si en los animales además de razas y familias existía un idioma universal, o si este se mantenía solo entre las especies, es decir que las gallinas francesas pueden hablar con las colombianas, que las chibchas se entienden con las llaneras, etc. por que para mí suenan igual, ponen un huevo y cacarean como los arquitectos, es una reacción universal, aunque lo hacen más cuando hablan del próximo proyecto (perdón huevo)

Como nadie me ha resuelto la duda de la universalidad lingüística de las gallinas y de la arquitectura, algunos arquitectos aparte de concebir espacios, de dibujar proyectos y construir obras les da por falta de oficio de convertir la sinapsis espacial en complicados axiomas de profundas vaguedades bien cacareadas, que como las palabras, fuera de contexto muchas veces, de los cantantes de rock, de los lideres espirituales y políticos o de los entrenadores de fútbol se elevan al mármol y se convierten en leyes universales como «más es menos» o «perder es ganar un poco»

Guillermo Fischer esta tratando de decir que NO, que NO entiende o NO comparte las propuestas de la sinapsis de Mesa, tranquilo ya somos más, sin embargo como bien lo anota Willy Drews el tema y el problema son distintos, es nuestro lenguaje universal gráfico incapaz de transmitir una idea espacial?

Un concepto tridimensional y funcional, requiere de la complicada transmutación en un axioma o en una frase de cajón?

Francisco Pardo Téllez
Arquitecto 4×4

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Impostura intelectual

Torre de Babel tiene como política no publicar comentarios de incontinencia y desahogo, tipo Facebook. En contra de esta política publico los comentarios no divulgados que he recibido. Lo hago confiando en que a quienes les parece que estamos ante un pensador importante a quien yo he maltratado, le eviten a la cultura arquitectónica colombiana tener que esperar cincuenta años para entenderlo. Los invito a explicarlo, aclarando que lo que estoy tratando de hacer es desenmascarar lo que considero una impostura intelectual.

Me parece que Mauricio Pinilla tiene razón al afirmar que el Orquideorama se merecía el Premio Nacional de arquitectura. Pero eso es otra cosa. A lo que he llamado charlatanería es al texto publicado de un foro, en el que además yo participé. Considero que nos están tratando de vender como contemporaneidad, vanguardia y genialidad, lo que en su momento Alan Sokal denominó impostura, chapucería y logorrea.

Este fenómeno del abuso del lenguaje científico y de la metáfora proviene  en arquitectura  de un círculo al que pertenecen Andrés Jaque, Izaskún Chinchilla y Uriel Fogué, entre otros, quienes amparados en autores como Gilles Deleuze, Felix Guattari  y Bruno Latour, saquean ideas pertenecientes a los campos de la ciencia, la filosofía y la sociología, para transponerlas a la arquitectura, de manera “paradójica”, reproduciendo los abusos de los que  lo que Sokal acusa a estos mismos autores. Para el caso, la construcción de una impostura sobre otra impostura.

A Jaque, Chinchilla y Fogué hay que abonarles que su modo críptico resulta más inteligible que el ultracríptico Mesa. Además, acuden  a las obligatorias referencias bibliográficas, caso que no se da en los escritos de Mesa.

Mi forma de mostrar la impostura ha sido evidenciándola, citando los textos de Mesa como aparecen en la revista Memorias. No considero necesario hacer más porque me parece que la falta de claridad que demuestran brilla por sí misma, hasta el punto de poderla considerar humorística.

Si los admiradores o partícipes de este modo de escribir insisten que basta con leerlos, que hablan por sí mismos, que no necesitan explicación, y que la molestia o la risa que nos genera a algunos es cuestión de ignorancia, asumo que el caso queda cerrado. Los que así piensan seguirán pensando que estamos ante un talento al que yo malignamente quiero perjudicar, y yo seguiré pensando que estamos ante una impostura intelectual.

Sin embargo, si alguno considera necesario demostrar mi equivocación, ojalá opte por la claridad. Le aseguro que yo, y probablemente algunos de los que consideran que esto es chapucería, verborrea o logorrea, y una prolongación de la seudovanguardia española, les aseguro que se lo sabremos reconocer.

Guillermo Fischer

Comentarios no publicados:



Autor: Sergio Gomez.
Que lastima por Fischer.
No ha sido capaz de entender lo que dice Felipe!! Esta desconectado… Lee apenas un fragmento de sus textos y cree haberlo abarcado. Tendria que desmenuzar palabra por palabra el texto para poderlo entender, pues cada una de ellas tiene un sentido completo.
Lo descalifica como si fuera su enemigo, ridiculizandolo. Sin embargo el que queda ridiculizado es el.
No creo que la obra de felipe pueda ser reducida a 5 parrafos fuera de contexto, tendria que estudiarse sus edificios y sus libros.
La historia en pocos meses olvidara este incidente sin importancia, pero en unos 50 años los arquitectos podrán recorrer los magníficos edificios de Felipe,  leer sus textos y entender el pensamiento que le daba sentido a la arquitectura Colombiana de la primera década del siglo XXI. Lastima que Fischer se haya quedado por fuera de todo esto, desconectado, sin producir, sin escribir, sin crear, vive en otro tiempo y espacio, y por eso le angustia no etender y para no perder visibilidad, ataca a los que si trabajan. El fondo de sus textos  es un amargo quejido.
Autor:Ana Maria Pinzon:
Sigo opinando que es muy desafortunada esta actitud de «ataque directo» y lo único que se me viene a la mente son dos palabras: mala leche.
Autor : Maarten Goossens
Guillermo: ¿Fue su columna un chiste entonces? No había caído en cuenta…
Pero lo que pasa es que denuncia el uso de un lenguaje en su opinión vacía, pero sin decir por qué lo es. Por lo tanto, si yo fuera Felipe Mesa, en este momento no me sentiría invitado a dar respuestas o iniciar una discusión (una discusión que podría resultar muy interesante, porque este tema de «hablar en difícil» sí creo que es un problema que merece atención) porque Ud. en su columna no dice nada en concreto sobre los fragmentos del texto en cuestión.
Lo invito a enumerar 10 palabras empleadas por Mesa y explicar de cada una por qué está mal usada.
Autor: Guillermo Fischer
Hola Maarten:
Diez palabras: todo el texto!
Estoy dejando que los lectores juzguen por su cuenta, para Ud, por lo visto esta ponencia es coherente, lo invito  publique un articulo en defensa.
Saludos,
Memo
Autor : Maarten Goossens
Todo el texto…. bien, pero ¿dónde está la explicación de por qué el lenguaje de Mesa no sirve?
No estoy en contra de la denuncia o del tema o «a favor de Felipe Mesa» (como si esto fuera una competencia) ni mucho menos, por lo tanto no me corresponde a mí publicar un artículo en su defensa. Lo que sí me parece clave es que siempre haya argumentos y que las críticas estén fundamentadas, y eso es lo que me hace falta y la razón de hacerle la invitación que le hice.
Un saludo,
Maarten
Autor : Maarten Goossens
Guillermo, los comentarios que hice sobre su columna los hice con el objetivo de iniciar una discusión sobre el tema que está proponiendo pero a raíz de argumentos. No entiendo por qué no publicó mi comentario ni  responde públicamente: ¿Es Torre de Babel no un portal abierto?
Sigo entonces a la espera de que publique el comentario de antes de ayer. Hagamos esta conversación entre todos para que todo el mundo pueda participar.
MG

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Expresar una idea, con o sin plastilina

Enero 17 – 2011

Por petición de Guillermo Fischer, quien me dice que publicará una serie de comentarios previamente rechazados por él, compacto en un único texto los dos comentarios que hice sobre el texto Charlatanería. Reitero mi intención de propiciar una discusión sobre un tema tan importante como la escritura.

Willy Drews

DOS EN UNO

Reconozco que no entiendo una buena parte de los Aforismos de Felipe Mesa citados por Guillermo Fischer, pero lo atribuyo a mi formación arcaica y, como dice el ya citado Cantinflas, a mi “falta de ignorancia”.

Admiro la arquitectura de Felipe y respeto su pensamiento. Presumo perogrullescamente que si así escribe es porque así lo entiende y cree que lo entendemos. Una explicación en sus propias palabras, o de un lector desprevenido que lo haya entendido sería de gran utilidad para quienes, como yo, todavía necesitamos que nos expliquen muchas cosas con plastilina.

Si esto se logra, podríamos dejar de lado temporalmente el tema personal de los Aforismos y centrarnos en el tema general que considero real y académicamente trascendental: La manera adecuada de transmitir una idea.

Existen, creo, dos enfoques:

El primero es utilizar un lenguaje claro y preciso, buscando llegar al mayor número de lectores con diferentes niveles educativos y culturales, sin sacrificar el concepto. Intentarlo es de valientes y lograrlo es de sabios.

El segundo es hacer uso de cultos grafismos cuyo ordenamiento propone una aclaración holística conceptual, que descarta la simple génesis primigenia del producto intelectual del cerebro, para remplazarla por un metalenguaje encriptado donde la semántica de los signos utilizados supere la capacidad del intelecto medio.

A la gran minoría de las inquietas mentes de los pretendidos receptores del sofisticado mensaje, nos asalta la duda (por que a este nivel conceptual las dudas pueden alcanzar estados delictivos) de si la pretendida meta del pensante transmisor es profundizar en los recónditos fundamentos filosóficos del pensamiento planteado, o por contra se trata de succionar bucalmente el albo y nutritivo líquido de las glándulas mamarias del macho de un ave canora, reconocidamente de corto vuelo y definitivamente domestica. O sea, mamar gallo.

Sigo creyendo que este debate es importante en la medida en que se despersonalice y se utilicen los Aforismos de Mesa solamente como un pretexto para discutir el tema de fondo: ¿Cómo se debe escribir la arquitectura? ¿En qué términos? ¿Para quien se escribe? El lector, estudiante, profesional ó profano está entendiendo lo que estamos escribiendo?

No estoy de acuerdo con los términos utilizados por Fischer (charlatanería, culebrero) que pueden hacer pensar que se trata de un problema personal y desviar el interés de una discusión académica que por su importancia puede ser enriquecedora. Hay que evitar que se llegue a malinterpretar el planteamiento de un portal abierto que, lo ha dicho el mismo Fischer, no debe albergar ataques personales, insultos, opiniones anónimas, ni intereses particulares.

Invito, pues, a opinar sobre el tema propuesto: ¿Cómo transmitir una idea?

Willy Drews

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Verborrea arquitectónica: el nuevo yerbatero paisa

En  Medellín  ha  surgido un grupo perteneciente a la nueva generación  de arquitectos, a quienes la verborrea de origen filosófico-cultural parece trasnocharlos tanto como la necesidad de fama. Jerga filosófica o seudofilosófica, y teoría (estéril) de la arquitectura de los años 80, pero con más de dos buenas décadas de trasnoche. Hay uno que sobresale: Felipe Mesa, quien se caracteriza por el uso de un metalenguaje con el que pretende cautivar las audiencias estudiantiles. Esto me trae la imagen del culebrero paisa, ese folclórico charlatán vendedor de ineficaces pócimas que iba de pueblo en pueblo.

En un interesante Foro en la Universidad Javeriana, Mesa presentó lo que denominó “aforismos”. Veamos algunos ejemplos de ellos:

Arquitectura espera

“Los proyectos nunca están completos. Por eso se dice que la arquitectura es la activación de redes e intercambios ecosociales en espera. Un grupo de aves, la lluvia, una conversación humana o el paso de un auto son fenómenos cotidianos, que posibilitan la arquitectura y que la conectan con amplios ciclos planetarios y eventos cotidianos de manera simultánea. La arquitectura es fuerza relacional y actividad pasajera. Viene y se va. Más que estilo y vanguardia es configuración abierta, que da un paso atrás y espera el contacto con diversos grupos humanos y no humanos. Es contacto y desgaste.”

Arquitectura animada

“La arquitectura pertenece a un tercer reino planetario: el de lo inorgánico animado. Es relación estrecha de lo mineral-orgánico y por ello, se sitúa en una categoría especial de lo vivo. Cómo técnica natural posee una micro evolución dispar no lineal y pequeñas extinciones. Antes que plantear la escisión entre lo natural y lo artificial, se suma a la incertidumbre sobre los límites de lo vivo.”

Arquitectura ecosocial

“La arquitectura es el encuentro de fuerzas sociales y eco-lógicas en un tejido complejo y concreto. No es metafórica sino radicalmente directa. Y lo social es en sí mismo una ecología. Es red de redes y ciclo de ciclos. El tejido es continuo y cortándolo advertiremos sus diversas fuerzas: flujos comunicativos de electrones, fuerzas lumínicas y gravitatorias planetarias, relaciones afectivas cotidianas. “

Arquitectura acuerdo

“El proyecto de arquitectura puede entenderse como un acuerdo parcial o un pacto provisional: social, material, energético y afectivo. La arquitectura es en sí misma la suma de contratos naturales y sociales necesarios. El proceso del acuerdo implica el desacuerdo, la diferencia y zonas de simetría que puedan dar paso a estrategias proyectuales concretas. ….“

Texto completo en Memorias de arquitectura, NOTAS ABIERTAS Y REDUNDANTES PARA UNA ARQUITECTURA ECOSOCIAL, Felipe Mesa,  vol. 2 num. 3, 2009, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá.

El nivel de enredo y el metalenguaje es tal, que bien se merecería compararlo con la conocida burla de Alan Sokal, profesor de física  teórica en NYU.

Sokal publicó un articulo en Social Text titulado “Transgredir los límites: Hacia una hermenéutica transformadora de la gravedad cuántica” el cual mereció elogiosa crítica, para luego publicar otro en Lingua Franca donde mostraba como el artículo había sido una trampa, con el objetivo de mostrar  la falta de rigor de los intelectuales «posmodernos» tales como Deleuze ,Lacan, Baudrillard y Kristeva, quienes utilizan abusivamente conceptos prestados de las ciencias físico-matemáticas, aturdiendo a sus lectores con una jerga aparentemente erudita, sin preocuparse por su sentido, y de paso, negando la verdad.

A quien le interese el tema, encontrará una interesante entrevista en: Biblioweb de sinDominio

Propongo leer el contenido cultural tras la jerga de Mesa como equivalente al contenido científico tras la jerga reciclada por Sokal, y han pasado desde esto, más de quince años.

Para ponerlo de otro modo, me parece que Mesa ha escrito algunas de las mejores piezas humorísticas que yo haya leído, ya no en sokalesco sino en cantinflesco. Con la diferencia que Cantinflas buscaba, de manera genial, hacernos reír, en cambio, lo que busca Mesa es una apariencia intelectual, que termina siendo igual o aún más jocosa.

Guillermo Fischer

Nota: algunas personas me han dicho que la dureza de los términos usados en este articulo distrae la atención de la discusión principal,  que como dice Willy, es acerca de como se escribe la arquitectura ¿En qué términos? ¿Para quien se escribe?
Con esa intención se han remplazado términos como culebrero y charlataneria por yerbatero y verborrea.
GF

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Por un espacio para la crítica

Desde la dirección del portal A57 , Ana María Pinzón y Maarten Goossens , en sus comentarios al artículo Compositores e interpretes, [1] manifiestan su molestia por el hecho de que todavía exista la discusión sobre la copia, tema que al parecer les parece agotado o resuelto, pero sin decir porqué.

Existen muchísimos portales que hacen exactamente lo mismo que las muchísimas revistas de arquitectura, cuyo objeto comercial es la divulgación de arquitectura reciente, y aunque se califiquen de apóstoles de la arquitectura “de vanguardia” “nueva arquitectura” o “arquitectura emergente”, el hecho real es que ésta resulta  siendo la más fácil de vender, la más comercial, la más fácil de mediatizar. Para los que la vemos desde la otra orilla se llama simplemente “arquitectura espectáculo” y se explica claramente porque representa mejores  ingresos.

Dado que el producto que se vende en estos portales y revistas es ante todo la imagen, sin que importe de dónde viene,  ni cómo se produce, cualquier indagación en este sentido puede dañar el producto. Por este camino, la arquitectura es presentada por medio de fotos y descripciones frívolas, y cuidadosamente despojada de cualquier análisis.

La más  grave consecuencia de lo anterior  es que la información se presenta absolutamente alienada, y termina por alienar el juicio del lector sobre la arquitectura en general. Deduzco de los comentarios de los editores de A57 que es de su  interés  que la discusión sobre el plagio no continúe, porque la discusión es  algo que puede “magullar” la mercancía que pretenden vender. No es la primera vez que se trata de acallar la discusión sobre este tema que afecta a las mal llamadas vanguardias colombianas y latinoamericanas.

En cambio, encontramos que los portales y espacios de crítica, donde se razone sobre la arquitectura de manera intelectual, se cuentan con los dedos de una mano: Vitruvius en Brasil , el desaparecido Crítica y Arquitectura  de Mario Rosaldo  y Bazar Americano en Argentina. [2]

La SCA ha evitado, por no decir vetado, cualquier discusión del tema  en Bienales y Congresos. Otros mercaderes de la imagen, como Miquel Adriá, editor de Arquine, han tratado también de eliminar  la discusión, calificando incluso de  “reaccionarios” a quienes hemos argumentado y discutido de manera abierta en la Web [3]. Adriá aparentemente estaría preocupado porque una discusión como ésta trastoque el orden establecido en la mediatización de su ya bien definido nicho en el mercado arquitectónico.

Ana María pregunta: ¿Cuál es el objetivo de esta discusión? Hasta el momento he asumido que pregunta para decir indirectamente que la misma no tiene sentido, pero puede ser que su curiosidad sea genuina.

Pues bien, el tema del plagio es simplemente un fragmento de una discusión más amplia sobre el “estado del arte” en la arquitectura colombiana e iberoamericana; tema que comprende no sólo problemas relacionados con las formas de proyección, en los cuales se inscribe el plagio, sino también sobre temas abiertos hace mucho tiempo e igualmente resueltos a medias como la identidad –local, nacional o regional– o la existencia o inexistencia de la vanguardia en Latinoamérica.

El pensamiento crítico  permite, entre otros, develar lo que no se aprecia en la superficie, hacer claros los procesos de generación y producción en la proyección arquitectónica. He aquí  la importancia de la existencia de lugares para el  pensamiento crítico y  la discusión.

Torre de Babel intenta ser uno de estos lugares. Un espacio para dilucidar en torno a las ideas y planteamientos que están en la base de la arquitectura que producimos hoy en día. Nos interesa tanto discutir sobre lo que se produce como sobre los procedimientos e ideologías que rigen la producción; nos interesa, en contraposición a esta frívola abundancia mediática, ofrecer un espacio de carácter intelectual para arquitectura.

Aprovecho para reiterar que Torre de Babel  es un portal abierto a todas las colaboraciones, desde cualquier ideología. Sólo se necesitan argumentos y todos son bienvenidos.

Guillermo Fischer

[1] http://torredebabel.info/blog.php/?p=1405

[2] http://www.vitruvius.com.br/revistas/browse/arquitextos

http://www.bazaramericano.com/arquitectura/index.htm

[3] http://www.elpais.com/articulo/arte/sicarios/

orquideas/elpepuculbab/20080621elpbabart_8/Tes

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Plagio y moral

Isaac Broid y Felipe Assadi hace poco participaron en el concurso para el Conjunto de Artes Escénicas de Guadalajara, con una propuesta que a todas luces es casi idéntica al proyecto de la Biblioteca de Santo Domingo Savio, de su amigo Giancarlo Mazzanti, proyecto que ya había sido objeto de debates por variadas causas, sobre todo, por su impresionante parecido al proyecto de concurso de David Chipperfield para el Centro multimedia de Hong Kong. La línea continúa y la falta de citación también.

I. Broid y F.Assadi: Conjunto de Artes Escénicas de Guadalajara, 2009
G.Mazzanti, Biblioteca Santo Domingo Savio, 2007
D.Chipperfield, Hong Kong University, concurso, 2003

Este doble parecido no dejaría de ser eso, un parecido, de no ser porque Broid y Assadi no dan explicaciones al hecho en su memoria del concurso; como no la dio Mazzanti en el suyo, en el que además “reutilizó” en lugar de “citar” la memoria de Chipperfield.

Evidentemente, con esta intencionada reutilización del proyecto de Mazzanti; me arriesgo a suponer que Broid nos quiere mostrar algo:

Que el repertorio formal de la arquitectura está agotado y que simplemente no queda más por hacer que reciclar. O bien, ¿será  mostrarnos –a quienes nos hemos quejado y a quienes les parece una queja injustificada– la validez ética en el campo de la arquitectura de retomar ideas proyectuales de otros autores y presentarlas como propias?

En principio, si se trata de demostrar que la arquitectura agotó sus temas, estaría de acuerdo con Broid-Assadi, más no estaría de acuerdo con que esto justifique la reproducción estilística de manera ligera, como es este caso, sin que haya una reflexión y maduración de las ideas, que de existir, le aportaría sin duda al desarrollo de la arquitectura.

Como parece que lo que vemos en la secuencia de Chipperfield, pasando por Mazzanti y terminado por ahora en Broid y Assadi, no se trata de la utilización de una tipología que implica evolución, sino más bien de un modelo, en los  términos clásicos de Quatremere de Quincy: “El modelo, entendido según la ejecución práctica del arte, es un objeto que debe repetirse tal cual es. El tipo es por el contrario, un objeto según el cual cada uno puede concebir obras que no se parecerán en nada entre sí. Todo es preciso y está dado en el modelo. Todo es mas o menos vago en el tipo…” [1], remitiendo de paso, los proyectos de Mazzanti y Broid al campo  del  zeitgeist,  o, a la frivolidad de la moda.

El utilizar la creación ajena sin reconocer la fuente es condenado actualmente por la sociedad capitalista, donde aparece el concepto de la propiedad privada, del cual se deriva el derecho a la propiedad intelectual; concepto inexistente en la antigüedad y que hace su aparición con la revolución industrial.

Se nos ha adoctrinado, como anota Stanley Fish de manera práctica en dos columnas publicadas en el New York Times :

“Estos últimos años ha existido un sinnúmero de asaltos a la noción de la originalidad, desde campos tan diversos como la teoría literaria, la historia, los estudios culturales, la filosofía, la antropología y las ciencias del Internet.

La autoria intelectual individual, como nos lo han dicho, es una invención reciente de una cultura burguesa obsesionada con el individualismo, los derechos individuales y el mito del progreso. Todos los textos son palimpsestos de textos anteriores; no ha existido  nada nuevo debajo del sol desde que Platón y Aristóteles, y ellos no eran nuevos tampoco; todo pertenece todos. En períodos anteriores las obras de arte fueron producidas en talleres por los equipos; el artesano principal pudo haberlos firmado, pero eran productos comunales. En algunas culturas, incluso valoran mas la imitación de modelos estándares que el trabajo que se destaque por la innovación. …” [2]

Aclara Fish que el problema del plagio atañe sobre todo al mundo académico, dado que para otros como  los científicos, historiadores o periodistas profesionales, el usar material ajeno sin acreditarlo es algo inconcebible. En cambio, en el campo de la música o la novela, la línea que delimita lo incorrecto y lo posible, comienza a ser difusa; y como añado yo, en el campo de la arquitectura es aun más borrosa.

Sin embargo, mientras en las artes plásticas, como en la música y la literatura la forma de calificar el plagio esta más o menos definida, en arquitectura aparentemente no existe una medida exacta para hacerlo, y esto es aprovechado de manera descarada por quienes lo ejercen. Tal vez la dificultad de establecer el plagio en arquitectura  se encuentre en la manera en que opera la arquitectura desde sus orígenes, en clara contravía del  concepto de propiedad intelectual capitalista.

En las sociedades primitivas el diseño arquitectónico hace parte de la cultura colectiva, y trabaja sobre  tipos arquitectónicos que van evolucionado con  la cultura de manera holística, así vemos en las tribus indígenas el edificar con cantos y rezos que trasmiten toda la información necesaria para este fin, sin que exista el concepto de autoría individual.

Si bien conocemos los nombres de los autores de las obras canónicas de la antigüedad clásica, es claro que trabajan bajo principios operativos proyectuales basados en el tipo como herramienta de diseño.

En la Roma clásica, el saber heredado de la cultura griega y los propios desarrollos romanos es compilado en códices como el de Vitruvio, que a su vez es reeditado por Felipe II en las Leyes de  Indias.[3]

En el Medioevo, el tipo llega a ser la manera principal de hacer arquitectura, y la aparición misma del Gótico el resultado de la obtención de conocimiento de una comunidad técnica por medio del ensayo y error, que termina por edificar un tipo arquitectónico novedoso.

En el Renacimiento se trabaja sobre tipologías y estilísticas clásicas

basadas en los antiguos códices romanos.

En el Barroco encontramos el renacer de la tratadística con sinnúmero de autores nuevamente operando con la tipología y una nueva estilística

En el siglo XVIII comienzan a aplicarse las normas que regulan la propiedad intelectual, como una consecuencia derivada de la propiedad material que genera capital.

El Movimiento Moderno, que paradójicamente buscaba una reforma social radical por medio de una arquitectura basada en la innovación como objetivo, construye una estilística comunal que buscaba significar la ruptura con la historia.

La dificultad para discernir y calificar el plagio en arquitectura yace como vemos en el carácter comunal de la creación arquitectónica a lo largo de la historia.

El plagio es un problema que atañe la esfera de la ética del individuo, dado que la moral colectiva no tiene claridad sobre lo que constituye plagio en el campo de la arquitectura.

Para Fish la investigación en la academia esta construida sobre la originalidad y el deseo de progreso del pensamiento “usted puede entonces decir que estas suposiciones y los resultados que se esperan –nuevas miradas, soluciones a problemas– serán destruidas si los estudiantes e investigadores toman la salida fácil y simplemente  copian algo que algún otro ha hecho ya.” [2]

En lo particular, y siguiendo a Fish, me tiene sin cuidado el problema moral de la copia en arquitectura, al fin y al cabo quien lo practica, más que todo, se engaña a sí mismo; mi preocupación está en el campo de lo profesional y académico.

El problema real, es que esta conducta no le aporta un ápice al crecimiento intelectual del individuo “que pierde una oportunidad para mejorar su habilidad de razonar o adquirir herramientas de habilidad”. [2]

Pero más grave aun es el daño que el plagio le hace a la arquitectura como epistemología, que al ser despojada de su capacidad de investigación y exploración pierde toda oportunidad de desarrollo intelectual.

En un medio en el que las revistas de decoración posan de arquitectura; las revistas de arquitectura posan a su vez de culturales; y las revistas culturales hacen lo propio posando de intelectuales, amén de las Bienales de Arquitectura, parecen encontrarse todas en plan de festejo del plagio, sólo resta que  quienes estamos vinculados a la academia, nos preocupemos por evitar esta práctica del reciclaje encubierto de vanguardia, como un asunto profesional; buscando que por lo menos en la academia se desarrollen nuevas soluciones y nuevas miradas, en busca de una arquitectura que resista el calificativo de vanguardia. En principio, todos estamos de acuerdo que se necesita una arquitectura contemporánea. No estamos de acuerdo con los procedimientos para lograrla, ni con los medios para publicitarla.

Guillermo Fischer

[1] Antoine Quatremere de Quincy, Dictionnaire historíque de l´Architecture, Paris, 1832
[2] Stanley Fish, Plagiarism Is Not a Big Moral Deal y The Ontology of Plagiarism: Part Two, new York Times, 2010
http://opinionator.blogs.nytimes.com/2010/08/09/plagiarism-is-not-a-big-moral-deal/
http://opinionator.blogs.nytimes.com/2010/08/16/the-ontology-of-plagiarism-part-two/
[3] http://revistas.ucm.es/ghi/02116111/articulos/QUCE8585120083A.PDF

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