Así – dice alguien – se confirma la hipótesis que cada hombre lleva en la mente una ciudad hecha solo de diferencias, una ciudad sin figuras y sin forma, y las ciudades particulares la rellenan.
Italo Calvino – Las ciudades invisibles
El POT – Plan de Ordenamiento Territorial- es un instrumento conformado por un conjunto de normas que pretenden ordenar el territorio y definir la forma física y el funcionamiento de una ciudad, cuyo modelo se ha establecido previamente. Tiene una vigencia de doce años, durante los cuales no puede sufrir reformas fundamentales, y solo cada tres años puede ser revisado para hacer ajustes que no modifiquen su esencia. Esto intenta garantizar que se cumpla como una política de estado a largo plazo, blindada contra los usuales intentos de mutilación y retroceso con cada cambio de alcalde.
El POT vigente para Bogotá, elaborado por Enrique Peñalosa en el año 2002, planteaba un modelo de ciudad que preveía el crecimiento por expansión y por renovación urbana. Intereses políticos han dificultado su ejecución. De las diez Operaciones Estratégicas establecidas en 2004, solamente dos se desarrollaron parcialmente. En este momento la administración Petro – con un esfuerzo encomiable de la Secretaría de Planeación – adelanta un proyecto de actualización del POT, para presentarlo a consideración del Concejo. La reforma propuesta – prácticamente un nuevo POT -es estructural, pues parte de un modelo diferente de ciudad que, para mí, es equivocado. Las normas propuestas – al momento de escribir este texto-, llenas de buenas intenciones, me parecen igualmente equivocadas.
El nuevo modelo de ciudad propone densificar el llamado Centro Ampliado desestimulando el desarrollo de la periferia, con el pretexto de disminuir recorridos vehiculares. Sin embargo, el gran tamaño del Centro Ampliado implica necesariamente recorridos internos, y la acumulación de los servicios en esta área, genera más desplazamientos de la periferia al centro por una malla vial que ya está colapsada. Una de las justificaciones para la densificación del centro es que en este sector los metros cuadrados de vías por habitante, son mayores que en la periferia. Lo que no se tuvo en cuenta es que el estudio se hizo con la población residente – los que duermen allí, cuando efectivamente las vías están desocupadas – y no la población flotante que en el día se calcula en un millón y medio, y satura vías y andenes del centro tradicional.
Con el pretexto de simplificar los trámites, – una buena intención – se establecen solo dos tipos de áreas en este Centro con 12 y 25 pisos de altura en promedio. La altura de los edificios en el Centro Ampliado es regulada mediante el mecanismo de exigir cargas urbanísticas proporcionales a la Edificabilidad Máxima – en espacio público, equipamientos o vías – en el mismo proyecto, mediante traslado, o pago en dinero. El desarrollador puede escoger cualquiera de estas opciones, lo cual quiere decir que la forma de la ciudad y su funcionamiento, serán definidos por los desarrolladores.
Las nuevas normas remplazan las de las Unidades de Planeamiento Zonal – UPZ – que rigen actualmente el desarrollo de cada sector de acuerdo con sus características. Las necesidades y posibilidades de densificación no son las mismas en los distintos barrios del Centro Ampliado y esta generalización de normas dejará en muchos casos la aplicación del POT al criterio y la interpretación de los Curadores, lo cual – caso rascacielos BD Bacatá – ya se vio que es funesto.
Para reducir el uso del automóvil particular, – otra buena intención – se incentiva la construcción de edificios sin estacionamientos, que equivale a solucionar la infidelidad vendiendo el sofá. El mínimo exigido actualmente se cambia por un máximo permitido. Si se requiere aumentar el área de estacionamientos, hay que disminuir la misma área en vivienda. Antes de diez años no se tendrá un sistema de transporte público masivo eficiente – metro – , y entretanto el automóvil particular seguirá siendo un mal necesario. Y a falta de garajes, ocupará vías y andenes.
Se propone mezclar los usos en la nueva ciudad – nuevamente una buena intención – pero no por zonas, barrios, manzanas o calles,- como era de esperarse – sino obligando, lote por lote en cada proyecto de más de 10.000 M2 de área construida, a destinar un mínimo del 35 % del área a vivienda. Por ejemplo, un parque industrial o un matadero con veinte mil metros de área construida, tendría que incluir 700 aptos de 100 M2. independientemente de si el sector es apto ó no para vivienda, o si el costo del suelo lo permite.
Se establece una Edificabilidad Básica de 1 (índice de construcción 1), y una Edificabilidad Máxima variable según el sector. La diferencia entre las dos se llama Edificabilidad Condicionada, y sobre esta área se tiene que desarrollar Vivienda de Interés Prioritario – VIP – equivalente como mínimo al 20% del área construida, en el mismo proyecto, en otros predios, o pagar al fondo que se establezca. Esto equivale a un impuesto disfrazado que eleva fuertemente los costos y hace inviable la vivienda para estratos 2 y 3.
Un ejercicio consistente en comparar un edificio real de oficinas, construido con las normas vigentes, y un edificio de la misma área construido con las normas propuestas, demostró que este último sería inviable. En esta forma se desestimularía la necesaria participación del capital privado, y se paralizaría la construcción con el consiguiente desempleo.
Un modelo de ciudad deseada es aquel que permita el desarrollo equilibrado de centro y periferia, que descentralice servicios y espacios públicos a las localidades para que cada comunidad vea satisfechas sus necesidades en un radio de acción reducido, disminuyendo – en esta forma si – la necesidad de desplazamiento vehicular; que adelante simultáneamente y en forma ordenada el proceso de densificación y la necesaria adecuación de la infraestructura vial y de servicios públicos, y estimule la inversión en los usos y servicios que la ciudad requiere.
Si el Concejo aprueba el POT como está propuesto, estaremos condenados a sobrevivir en una ciudad equivocada e inviable, y a convivir eternamente con los huecos.
Willy Drews

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