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Por una crítica fundamentada y enriquecedora

(una respuesta propositiva a «Por un espacio para la crítica», Guillermo Fischer, Torre de Babel, 2 de noviembre de 2010)

En Colombia, la gran mayoría de arquitectos tenemos un conocimiento insuficiente de la arquitectura que produce en nuestro propio país, ya sea ésta buena, regular o mala. Con esto en mente y considerando que esta situación de desinformación es grave, se ideó y gestó A57 / Arquitectura en Colombia.  Conscientes de lo negativo que puede resultar publicar sólo proyectos y especialmente sólo imágenes de algunos proyectos, decidimos ampliar el espectro de lo que es y lo que puede ser arquitectura al incluir diferentes secciones como actualidad, crónica, reseña, opinión, entrevista, publicaciones etc. En cuanto a la sección “Proyecto”, nuestra posición es clara: Creemos que se deben publicar obras que, por alguna u otra razón pueden resultar interesantes, arquitecturas que no se parecen necesariamente entre sí, y que se deben publicar de una manera que permita al lector entender algo de lo que está detrás del proyecto y después hacer su propio análisis y tomar una posición al respecto: por eso hemos procurado no sólo publicar imágenes, sino texto que, bajo el formato entrevista,  da voz a los arquitectos sobre diferentes aspectos de una obra.

Creemos que en Colombia hace falta interacción y debate sobre la arquitectura local y los temas de agenda pública que les incumben a los arquitectos. Cualquier iniciativa en este sentido merece ser escuchada, independiente del tema, y en este sentido A57 cumple un papel activo divulgando constantemente lo que aparece publicado en otros medios, uno siendo Torre de Babel. Creemos que la interacción y la opinión se producen en lugares físicos y virtuales, en medios impresos y electrónicos, entre amigos y entre colegas. Nosotros hemos intentado promover esta interacción tanto como hemos podido, porque ahí es que surge la actitud crítica, la toma de posición frente a un tema.

Notamos que la comunidad de arquitectos colombianos no está acostumbrada a buscar -y tomar- la crítica o una  opinión como un medio para enriquecerse intelectualmente. Una crítica constructiva se diferencia de un ataque personal por fundamentarse en conocimiento de causa; en el estudio y la valoración de la información pertinente y sobretodo por adoptar una actitud propositiva al respecto. En este sentido, el papel de medios de comunicación y difusión como A57 -y Torre de Babel- es  apostar por una crítica constructiva, un intercambio respetuoso de ideas, un debate donde los participantes, cualquiera que esté dispuesto a hacerlo,  pueda expresar su opinión y adoptar una posición respecto a un tema sin ser atacado por ello.

Nuestros comentarios en el artículo “Compositores e intérpretes”, realizados a título personal no deben interpretarse como una descalificación del trabajo de Torre de Babel ni de ninguno de sus escritores, sino invitaciones a participar de un debate pertinente, donde no se trata de establecer quien tiene o no  la razón, sino de intentar argumentar ideas y de  buscar la crítica de la obra más que de la imagen de la obra.

Esperamos que Torre de Babel y todos los arquitectos acepten este reto  y  los invitamos a seguir intercambiando ideas y experiencias desde A57.

Maarten Goossens y Ana María Pinzón

A57 / Arquitectura en Colombia – info@a57.org

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Por un espacio para la crítica

Desde la dirección del portal A57 , Ana María Pinzón y Maarten Goossens , en sus comentarios al artículo Compositores e interpretes, [1] manifiestan su molestia por el hecho de que todavía exista la discusión sobre la copia, tema que al parecer les parece agotado o resuelto, pero sin decir porqué.

Existen muchísimos portales que hacen exactamente lo mismo que las muchísimas revistas de arquitectura, cuyo objeto comercial es la divulgación de arquitectura reciente, y aunque se califiquen de apóstoles de la arquitectura “de vanguardia” “nueva arquitectura” o “arquitectura emergente”, el hecho real es que ésta resulta  siendo la más fácil de vender, la más comercial, la más fácil de mediatizar. Para los que la vemos desde la otra orilla se llama simplemente “arquitectura espectáculo” y se explica claramente porque representa mejores  ingresos.

Dado que el producto que se vende en estos portales y revistas es ante todo la imagen, sin que importe de dónde viene,  ni cómo se produce, cualquier indagación en este sentido puede dañar el producto. Por este camino, la arquitectura es presentada por medio de fotos y descripciones frívolas, y cuidadosamente despojada de cualquier análisis.

La más  grave consecuencia de lo anterior  es que la información se presenta absolutamente alienada, y termina por alienar el juicio del lector sobre la arquitectura en general. Deduzco de los comentarios de los editores de A57 que es de su  interés  que la discusión sobre el plagio no continúe, porque la discusión es  algo que puede “magullar” la mercancía que pretenden vender. No es la primera vez que se trata de acallar la discusión sobre este tema que afecta a las mal llamadas vanguardias colombianas y latinoamericanas.

En cambio, encontramos que los portales y espacios de crítica, donde se razone sobre la arquitectura de manera intelectual, se cuentan con los dedos de una mano: Vitruvius en Brasil , el desaparecido Crítica y Arquitectura  de Mario Rosaldo  y Bazar Americano en Argentina. [2]

La SCA ha evitado, por no decir vetado, cualquier discusión del tema  en Bienales y Congresos. Otros mercaderes de la imagen, como Miquel Adriá, editor de Arquine, han tratado también de eliminar  la discusión, calificando incluso de  “reaccionarios” a quienes hemos argumentado y discutido de manera abierta en la Web [3]. Adriá aparentemente estaría preocupado porque una discusión como ésta trastoque el orden establecido en la mediatización de su ya bien definido nicho en el mercado arquitectónico.

Ana María pregunta: ¿Cuál es el objetivo de esta discusión? Hasta el momento he asumido que pregunta para decir indirectamente que la misma no tiene sentido, pero puede ser que su curiosidad sea genuina.

Pues bien, el tema del plagio es simplemente un fragmento de una discusión más amplia sobre el “estado del arte” en la arquitectura colombiana e iberoamericana; tema que comprende no sólo problemas relacionados con las formas de proyección, en los cuales se inscribe el plagio, sino también sobre temas abiertos hace mucho tiempo e igualmente resueltos a medias como la identidad –local, nacional o regional– o la existencia o inexistencia de la vanguardia en Latinoamérica.

El pensamiento crítico  permite, entre otros, develar lo que no se aprecia en la superficie, hacer claros los procesos de generación y producción en la proyección arquitectónica. He aquí  la importancia de la existencia de lugares para el  pensamiento crítico y  la discusión.

Torre de Babel intenta ser uno de estos lugares. Un espacio para dilucidar en torno a las ideas y planteamientos que están en la base de la arquitectura que producimos hoy en día. Nos interesa tanto discutir sobre lo que se produce como sobre los procedimientos e ideologías que rigen la producción; nos interesa, en contraposición a esta frívola abundancia mediática, ofrecer un espacio de carácter intelectual para arquitectura.

Aprovecho para reiterar que Torre de Babel  es un portal abierto a todas las colaboraciones, desde cualquier ideología. Sólo se necesitan argumentos y todos son bienvenidos.

Guillermo Fischer

[1] http://torredebabel.info/blog.php/?p=1405

[2] http://www.vitruvius.com.br/revistas/browse/arquitextos

http://www.bazaramericano.com/arquitectura/index.htm

[3] http://www.elpais.com/articulo/arte/sicarios/

orquideas/elpepuculbab/20080621elpbabart_8/Tes

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Bienales

Debería ser del interés de los ciudadanos que la Bienal Colombiana de Arquitectura «tiene por objeto presentar para conocimiento público y general, en Colombia y el exterior, una selección de las obras y trabajos más significativos en los diferentes campos de la Arquitectura». Pero tiene razón Maarten Goossens en su respuesta a la solicitud de la SCA de observaciones sobre la misma, en que debe incluir espacios de opinión, debate y reflexión, y que el público pueda sugerir temas y conferencistas, en un programa incluyente y más plural que el comité que hoy la organiza, y no limitarse a presentar proyectos, elegidos subjetivamente hay que añadir.

Lamentablemente todavía es un evento con características de concurso,  “juzgado” por jurados que no se han puesto de acuerdo previamente en que es lo van premiar, y que, como dice Juan Luis Rodríguez (Torre de Babel, 04 /05/2010), juzgan edificios como proyectos y no tienen inconveniente en hacerlo sin conocerlos para verificar si están bien hechos, y que” explica” sus fallos con una jerga vaga, vacía y frívola. Cualquier preocupación argumentativa se cambia por frases retóricas para evadir el tema de considerar la especificidad de las obras, y disimular que lo juzgado, en lugar de edificios, son fotos, planos, intenciones y frases coquetas.

Rodríguez, invocando a Montesquieu (Autonomía sin vergüenza, Escala, 02/2009),  muestra que al contrario de lo que pasa en el Derecho, en que las decisiones de los jueces deben ser razonadas, convincentes y coherentes con la constitución vigente, en nuestras bienales de arquitectura el sistema es “autónomo” y el jurado falla sin atender a unos propósitos previos. En cada caso inventa criterios de valoración  para justificar en sus actas, retóricamente y a posteriori, cualquier decisión. Estos jueces de ocasión no argumentan y  sus juicios adquieren la monárquica fórmula de así es porque nosotros tenemos la autoridad para juzgar.

Como apunta Rodríguez, es urgente elaborar unas reglas de juego para las bienales mediante las cuales los participantes, el jurado y el público sepan de antemano a qué atenerse, y no tener que esperar a que los jueces de turno se inventen cada vez su propio sistema de valoración, y la invitación a participar debería estar acompañada de una legislación que defina unos criterios  para convocar y juzgar, y después para socializar y presentar los resultados al público mediante un lenguaje que permita una discusión mas amplia. Especialmente entre los ciudadanos, habría que agregar, a los que finalmente está dirigida la arquitectura.

En esta columna se ha propuesto repetidamente que las bienales deben ser una muestra razonada en las principales ciudades de toda la arquitectura que se hace en Colombia, para que críticos, arquitectos y público opinen, especialmente sobre cómo esos edificios mejoran las lugares en los que están. Aunque en esta última se lograron muchas mejoras, el hecho es que nos fascina tener, reina, virreina y princesas, y el negocio que eso significa. Como ahora en Medellín, donde aprovechando la Bienal Iberoamericana que a mala hora se realizó allá y no en la capital, nos quieren hacer creer que su reciente arquitectura “espectáculo” representa la del país.

Benjamin Barney Caldas, El País, Cali 13/05/2010

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