Verborrea arquitectónica: el nuevo yerbatero paisa

Por: torredeb

En: teoría -

En  Medellín  ha  surgido un grupo perteneciente a la nueva generación  de arquitectos, a quienes la verborrea de origen filosófico-cultural parece trasnocharlos tanto como la necesidad de fama. Jerga filosófica o seudofilosófica, y teoría (estéril) de la arquitectura de los años 80, pero con más de dos buenas décadas de trasnoche. Hay uno que sobresale: Felipe Mesa, quien se caracteriza por el uso de un metalenguaje con el que pretende cautivar las audiencias estudiantiles. Esto me trae la imagen del culebrero paisa, ese folclórico charlatán vendedor de ineficaces pócimas que iba de pueblo en pueblo.

En un interesante Foro en la Universidad Javeriana, Mesa presentó lo que denominó “aforismos”. Veamos algunos ejemplos de ellos:

Arquitectura espera

“Los proyectos nunca están completos. Por eso se dice que la arquitectura es la activación de redes e intercambios ecosociales en espera. Un grupo de aves, la lluvia, una conversación humana o el paso de un auto son fenómenos cotidianos, que posibilitan la arquitectura y que la conectan con amplios ciclos planetarios y eventos cotidianos de manera simultánea. La arquitectura es fuerza relacional y actividad pasajera. Viene y se va. Más que estilo y vanguardia es configuración abierta, que da un paso atrás y espera el contacto con diversos grupos humanos y no humanos. Es contacto y desgaste.”

Arquitectura animada

“La arquitectura pertenece a un tercer reino planetario: el de lo inorgánico animado. Es relación estrecha de lo mineral-orgánico y por ello, se sitúa en una categoría especial de lo vivo. Cómo técnica natural posee una micro evolución dispar no lineal y pequeñas extinciones. Antes que plantear la escisión entre lo natural y lo artificial, se suma a la incertidumbre sobre los límites de lo vivo.”

Arquitectura ecosocial

“La arquitectura es el encuentro de fuerzas sociales y eco-lógicas en un tejido complejo y concreto. No es metafórica sino radicalmente directa. Y lo social es en sí mismo una ecología. Es red de redes y ciclo de ciclos. El tejido es continuo y cortándolo advertiremos sus diversas fuerzas: flujos comunicativos de electrones, fuerzas lumínicas y gravitatorias planetarias, relaciones afectivas cotidianas. “

Arquitectura acuerdo

“El proyecto de arquitectura puede entenderse como un acuerdo parcial o un pacto provisional: social, material, energético y afectivo. La arquitectura es en sí misma la suma de contratos naturales y sociales necesarios. El proceso del acuerdo implica el desacuerdo, la diferencia y zonas de simetría que puedan dar paso a estrategias proyectuales concretas. ….“

Texto completo en Memorias de arquitectura, NOTAS ABIERTAS Y REDUNDANTES PARA UNA ARQUITECTURA ECOSOCIAL, Felipe Mesa,  vol. 2 num. 3, 2009, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá.

El nivel de enredo y el metalenguaje es tal, que bien se merecería compararlo con la conocida burla de Alan Sokal, profesor de física  teórica en NYU.

Sokal publicó un articulo en Social Text titulado “Transgredir los límites: Hacia una hermenéutica transformadora de la gravedad cuántica” el cual mereció elogiosa crítica, para luego publicar otro en Lingua Franca donde mostraba como el artículo había sido una trampa, con el objetivo de mostrar  la falta de rigor de los intelectuales «posmodernos» tales como Deleuze ,Lacan, Baudrillard y Kristeva, quienes utilizan abusivamente conceptos prestados de las ciencias físico-matemáticas, aturdiendo a sus lectores con una jerga aparentemente erudita, sin preocuparse por su sentido, y de paso, negando la verdad.

A quien le interese el tema, encontrará una interesante entrevista en: Biblioweb de sinDominio

Propongo leer el contenido cultural tras la jerga de Mesa como equivalente al contenido científico tras la jerga reciclada por Sokal, y han pasado desde esto, más de quince años.

Para ponerlo de otro modo, me parece que Mesa ha escrito algunas de las mejores piezas humorísticas que yo haya leído, ya no en sokalesco sino en cantinflesco. Con la diferencia que Cantinflas buscaba, de manera genial, hacernos reír, en cambio, lo que busca Mesa es una apariencia intelectual, que termina siendo igual o aún más jocosa.

Guillermo Fischer

Nota: algunas personas me han dicho que la dureza de los términos usados en este articulo distrae la atención de la discusión principal,  que como dice Willy, es acerca de como se escribe la arquitectura ¿En qué términos? ¿Para quien se escribe?
Con esa intención se han remplazado términos como culebrero y charlataneria por yerbatero y verborrea.
GF

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4 pensamientos en “Verborrea arquitectónica: el nuevo yerbatero paisa

  1. Maarten Goossens

    Es una lástima que el autor de esta columna no haya querido examinar los fragmentos de Mesa en detalle explicándonos qué partes le parecen incomprensibles o incorrectas y por qué, dándole así a Mesa una oportunidad más justa de réplica.

    1. Guillermo Fischer Autor

      Maarten: los chistes no se explican…
      Torredebabel es un portal abierto, bienvenida la explicación de Mesa.

  2. Mauricio Pinilla

    Puede que el lenguaje de Felipe sea algo abstruso, pero su proyecto para el Orquideario de Medellín, sin duda, merecía más que nosotros, el premio de la Bienal de 2008.

  3. Germán Téllez Autor

    Todo país que se respete y todo gremio de arquitectos que aspire a abrirse paso en el panorama internacional y toda generación de arquitectos debe y tiene que tener al menos uno de los personajes como el que tú calificas tan duramente como el «culebrero paisa». Este último no es ni con mucho el primero de los de habla y escritura raros en el país, y aunque está desfasado con respecto a ídolos y autores favoritos unos 15 a 20 años, es el primero en tener acceso a una maquinaria mediática realmente eficiente y capaz de asegurarle un lugar en el raquítico esquema de la teoría y la crítica de arquitectura y urbanismo colombianas. El personaje existe desde los años 60 en Colombia, aunque sin el poder publicitario que existe hoy.

    Tuve acceso a una transcripción de lo que en realidad no son aforismos sino «twitterismos» de Felipe Mesa en un foro de la Javeriana y estoy en desacuerdo contigo y con Maarten Goossens en un aspecto: lo que escribe Mesa, frase por frase, no es incomprensible ni es difícil de leer. Sentencioso, antipático y pretencioso, tal vez, según el gusto del lector. ¿Auténtico y original? No sé.
    Creo detectar aquí y allá el tono y la verborrea de algunos ensayistas, teoristas y mequetrefes de la filosofía de décadas anteriores, pero si algo original hay allí es la manera de mezclar ideas como batiendo natilla. Si José Obdulio logró sacar 4 tomos gordos de la cháchara de finquero-presidente de Alvaro Uribe, ¿cuántos tomos se podrán obtener de dos o tres filósofos-arquitectos colombianos en trance competitivo?. Si, según la opinión tuya, está vendiendo algún específico, como todo culebrero que se respete, se lo estará vendiendo, ante todo, a sí mismo. Según me decía una estudiante de arquitectura paisa, de Mesa se puede decir lo mismo que del cura Wojtyla ( el papa turista-showman Juan Pablo II): las multitudes adoraban y aplaudían al cantante, pero no escuchaban ni les interesaba la canción. Ignoro si eso será cierto en el contexto docente de Medellín, pero no deja de ser significativo, dicho por alguien que lo ha captado en presencia.

    Mira este renglón en los «aforismos» : La arquitectura es faena relacional y actividad pasajera. Viene y se va…Ajá, así es. Cualquiera entiende tan profundas consideraciones. La pregunta es : ¿esto es realmente necesario?. «Viene y se vá» tiene incluso resonancias poéticas. Parece – inicialmente -tomado de alguna letra de bolero, pero luego revela orígenes distintos. No todo el mundo puede darle grandeza, gracia y sentido a las palabras. En manos de Rafael Alberti, ese «viene y se vá» es hermoso y conmovedor, imbricado en el poema de donde seguramente fué tomado. Se requiere ser William Shakespeare para elevar a la categoría de misterio literario el simple dilema : Ser o no ser. Pero no estamos ante un Alberti ni un Shakespeare criollo. Entonces, ¿de qué estamos hablando? ¿Por qué darle al arquitecto Mesa un lugar en el mundo de la ideas que según el criterio de quienes comentan en Torre de Babel, no merece?. Si habríamos de reprocharle algunos momentos confusos en sus twitterismos sería porque a ratos se traslapan o confunden los variados origenes de sus alusiones, recuerdos e impresiones de otros autores. Eso no sería motivo de preocupación. A cualquiera le pasa.

    El metalenguaje, o galimatías, como lo quieras llamar, de Mesa, es transparente, hábilmente escrito y propio de un medio académico que hoy abarca todo el país. Que no nos guste es irrelevante.
    Vale decir, el de Mesa no es un fenómeno banal ni de reciente data. Cada escuela de arquitectura en Colombia acoge y cuida su propio creador del «habla rara» local, del gurú que rodea de misterio enigmático a enseñanza de algo que, como la arquitectura, no se puede aprender aunque se estudie largamente. Los alumnos de tan singular proceso académico captan rápidamente el dialecto que los pondrá a la altura de los músicos rock, las celebridades de la farándula y no pocos congresistas. Quien no pasa a la historia como creador de alguna arquitectura memorable, que invente si puede un idioma que no entienda ni él mismo, para hablar, como dice la Biblia, «en lenguas» que se conoce como la torre de Babel.

    En los años 70, ya en la edad muy madura de Bruno Zevi, éste descubrió en Sará Rossi, su colaboradora en la revista «L’architettura», la perfecta escritora de unos memorables editoriales que según otros críticos y teóricos italianos, no los entendían ni la Rossi ni Zevi mismos. Es cierta la anécdota de Giulio Carlo Argan, pidiéndole a la Rossi en algún evento profesional que por favor hablara en italiano pues ni él ni otros ilustres asistentes (Giuseppe Samoná, Giancarlo de Carlo) entendían nada y no había traducción simultánea. El zenith del galimatías pseudofilosófico. Esto sucedía en la época en que iba en ascenso la moda de los estructuralistas y la de los antiestructuralistas. A las lúcidas consideraciones de Zevi sobre la conservación del patrimonio construido italiano se contraponían inverosímilmente esas payasadas filosóficas de nula inteligibilidad.

    ¿Has pensado alguna vez sobre lo que pensará la opinión pública sobre nosotros los arquitectos, como grupo social, si divulgamos excesivamente estas discusiones y estos temas que hoy nos ocupan? ¿O somos tan pretenciosos que eso no nos importa?

    GERMAN TELLEZ

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