La guerra de las falacias

Por: Willy Drews

En: crítica -

TRAGEDIA ANUNCIADA EN DOS ACTOS, CINCO FALACIAS, TRECE PREGUNTAS Y UNA CONCLUSION.

imagen: COLOMBIABOGOTA

 

PRIMER ACTO: Se abre el telón. La escena se desarrolla en la Calle 19 de Bogotá. Día: Cualquier día de enero de 2011, entre semana. Hora: 7 p.m.

Trato pacientemente de recorrer en mi automóvil, paso entre paso, los escasos 350 metros que separan la carrera Tercera de la Séptima. A la altura del Hotel Bacatá se me acerca un indigente que mientras me “limpia” el parabrisas con un trapo sucio en la mano izquierda, me arranca con la derecha un cocuyo. Después se aleja tranquilamente por entre los buses, con su típico trotecito de ratero. Finalmente llego a la carrera Séptima. En el recorrido me he gastado diez minutos, y $ 85.000 pesos de un cocuyo. Cae el telón.

SEGUNDO ACTO: Se abre el telón. La escena se desarrolla en un centro comercial de Bogotá. Día: sábado 11 de abril de 2011. Hora: 4 p.m.

Comparto con medio centenar de curiosos y compradores potenciales, una carpa donde se ofrece la gran oportunidad para los privilegiados que se decidan a invertir en un megaproyecto de 76 pisos según la vendedora, ( 66 según página Web), 114.384 M2 construidos, 396 apartamentos, 117 oficinas, hotel de 364 habitaciones, 30 locales comerciales, centro de convenciones para 1.500 personas, y 750 parqueaderos. Se llama BD BACATA Bogotá downtown. Lo de downtown no es solo pedantería. Es para que los clientes crean que están comprando en Manhattan, y no en la calle del Cartucho, que es lo que se imaginarían si se utilizara la palabra centro. La realidad está más cerca de la segunda que de la primera. Este proyecto desata la guerra de las falacias. Cae el telón.

FALACIA UNO: SI TIENE LICENCIA DE CONSTRUCCION, EL PROYECTO ESTA BIEN.

La licencia solo implica que el proyecto cumple con las normas. Sin embargo, esto no siempre es cierto, sobre todo ahora que la corrupción es rampante y, según el filósofo, es inherente a la condición humana. El código penal obliga a presumir la inocencia, y en el caso de esta licencia, yo obediente la presumo. Pero el mismo código no me prohíbe hacer preguntas.
Cumplir con las normas no quiere decir que necesariamente estas sean buenas. El Índice de Construcción es del orden de 25. Este Índice es más grande que el de Dios, sumado al de Adán, en la cúpula de la capilla Sixtina. Cómo se logró este superíndice? Existe otro sitio de la ciudad donde esté permitido? Y la súper altura? Donde más está aprobada? Por donde se moverá el enorme tráfico peatonal y vehicular generado por el proyecto? Por la saturada calle 19 ó por las calzadas de seis metros, ya insuficientes, de la carrera quinta y la calle 20? El estudio de tráfico que se exige a todos los proyectos de alto impacto se hizo? Qué solución milagrosa fue propuesta y aprobada?.

FALACIA DOS: PARA RECUPERAR EL CENTRO ES NECESARIO GENERARLE ACTIVIDAD.

Falso. Muchos centros de ciudad se han deteriorado por exceso de actividad. Quien haya recorrido la calle 19 al medio día o al final de la tarde en calidad de peatón, o peor aún en automóvil, habrá sufrido en carne propia el efecto de la superpoblación. Aumentar la actividad producirá entonces mejoras en el sector, o contribuirá a su proceso de deterioro?

FALACIA TRES: LA INVERSIÓN EN FINCA RAÍZ SE VALORIZA.

La crisis del año 97 demostró que la valorización no siempre se puede garantizar. Lo que sí se puede garantizar es la desvalorización cuando las condiciones del entorno se desmejoran, como yo creo que sucederá con la implantación de este complejo. Los compradores pueden llevarse una sorpresa cuando traten de alquilar un apartamento u oficina, y descubran que quienes están en este momento en un sector con problemas de movilidad, no quieren venirse para otro con problemas de inmovilidad.

FALACIA CUATRO: EL GRAN PROYECTO VALORIZA EL SECTOR.

No hay razón para pensar que el sector aledaño, que se vea perjudicado por la llegada del gran edificio, pueda experimentar alguna valorización.

FALACIA CINCO: UN SOLO RASCACIELOS NO HACE DAÑO.

El cuento del verano y el pajarito no se aplica al desarrollo urbano. Aquí una “golondrina” de ese tamaño si hace tragedia. Más aún cuando los vecinos pueden sentirse con el derecho a hacer lo mismo (que lo tienen) y sigan el ejemplo.

CONCLUSION:

Una construcción de tan alto impacto no puede implantarse impunemente en cualquier sitio de la ciudad, sin analizar a fondo sus consecuencias. Los rascacielos han pasado de moda por ineficientes, y solo se construyen donde la opulencia y la prepotencia los exigen, o donde su finalidad es lavar dinero. Quienes quieren Dubaitizar el centro de Bogotá, lo más que lograrán será Panamatizarlo. Y hacerlo morir en el intento.

Definir el responsable de este descalabro no es fácil. Serán los promotores que son como el amor de los marinos, que besan y se van? O los que lo autorizaron? O los entes de control que no controlaron? O quienes legislaron mal ?. Lo que sí es fácil de establecer es quien es la víctima. Somos los ciudadanos que veremos impotentes como colapsa el centro por culpa de quienes creen, o nos quieren hacer creer, que lo están mejorando.

Como no tengo un culpable a quien acusar, me desquito con la educación primaria deficiente. A mí me enseñaron que había seres vivos y animales irracionales. Lo que no me explicaron es que entre los vivos estaban los promotores, y entre los irracionales los inversionistas.

Detesto ser agorero, pero me muero de ganas de decir: Se acordarán de mí. Yo se los dije.

Willy Drews

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11 pensamientos en “La guerra de las falacias

  1. Juan Luis Rodriguez

    Propongo repetirlo a ver si algún día logramos que nos entre. O le entre a los que corresponde:

    «Los rascacielos…solo se construyen donde la opulencia y la prepotencia los exigen, o donde su finalidad es lavar dinero.

    …quienes quieren Dubaitizar el centro de Bogotá, lo más que lograrán será Panamatizarlo. Y hacerlo morir en el intento.

    …definir el responsable de este descalabro no es fácil. Lo que sí es fácil de establecer es quien es la víctima: somos los ciudadanos.

    …me enseñaron que había seres vivos y animales irracionales. Lo que no me explicaron es que entre los vivos estaban los promotores, y entre los irracionales los inversionistas.»

  2. Carlos Morales Hendry

    En anteriores oportunidades ha sido posible detener proyectos que, en su afán de especulación, omiten o tratan de omitir cualquier consideración distinta al «rendimiento» económico. Estos rendimientos no son de índole colectiva, sino que van a parar a manos de unos pocos. El perjuicio, por el contrario, sí es colectivo.

    Ejemplos concretos son el centro comercial que se pretendía construir en la Carrera 5a con 73, y la torre de Unicentro, motivo de reciente escándalo. Para los promotores o impulsores de este tipo de desafuero poco importan las consecuencias o los daños que se causen a la comunidad; tan solo cuenta la famosa rentabilidad de la inversión.

    Quienes llevan a cabo este tipo de proyectos saben que actúan mal, y lo saben de sobra así lo disfracen con todo tipo de leguleyadas o disculpas. Aún si una norma permite algo, es de esperar que el profesionalismo y la ética primen en su interpretación y aplicación.

    Sobran preguntas ante cualquier proyecto que hagamos. Consideramos que la norma es correcta? Nuestro proyecto enriquece o pauperiza un sector? Aporta algo a mejorar la calidad de vida del barrio? Agrede a los vecinos o los respeta? El proyecto se inserta correctamente en el contexto o lo desconoce? La cosa no es tan difícil si existe un mínimo de honestidad profesional.

    Son muchos los atropellos urbanos que se cometen dentro de la mayor legalidad. Es un proceso de destrucción legal, frente a todos, que ampara a quienes se escudan en que «la norma lo permite».

    Esa indiferencia no tiene castigo real; una multa que se paga en dinero, se legaliza, y se sigue adelante. Se pierden unos pesos que se recuperan en las ventas, pero los verdaderos costos se trasladan a la ciudad, es decir al contribuyente que nada tiene que ver ni con la obra que causó el daño ni obtiene beneficio alguno con ella.

    Siempre he considerado que las multas en dinero son injustas, por cuanto quienes tienen más dinero tienen más posibilidades de infringir las normas. El trabajo cívico es mas justo por cuanto el día del obrero o del gran ejecutivo valdrían proporcionalmente lo mismo. Y sobran actividades en las que podrían trabajar quienes sean sancionados: ayudar a podar árboles en los parques, colaborar en las esquinas donde hay conflictos de tráfico, controlar el exceso de ruido en donde exista este problema, formar cuadrillas para retirar vallas publicitarias, etc. Eso sí, con un vistoso y llamativo overol naranja o verde eléctrico.

    Creo que habría suficiente gente para mantener cuidados todos nuestros parques, se tendría una ciudad con más respeto por el peatón, más silenciosa y sin contaminación visual.

    Para el caso de la Avenida19, con todos los promotores, inversionistas y funcionarios públicos que probablemente están enredados en esa barbaridad, la ciudad contaría con una fuerza laboral gratuita durante muchísimos años.

  3. Germán Téllez

    ¿Aguafiestas?

    Mi colega Willy Drews dañó, con su reciente blog «La Guerra de Las Falacias», la diversión y la evidente victoria deportiva que teníamos algunos bogotanos ante la inminente aparición, en el lugar más impensable de la ciudad capital de una dubáitica torre de 66 o más pisos, con la cual la capital del país superaría, ya que no en nada más, al menos en altura, a las arquitecturas surgidas en Medellín y alrededores, con la cual los antioqueños han tomado, temporalmente, ventaja provincial. Pero antes de tildar al arquitecto Drews de aguafiestas, conviene reflexionar.

    Se podría haber creído que las crueles tonterías urbanísticas y los desastres núlicos en Bogotá nos mantendrían por un tiempo más a salvo de las manifestaciones más extremas de arribismo y agresividad arquitectónicos, pero según Willy Drews, no será así. Al compulsar la publicidad promocional de la supertorre, pensé que ya no tendría que obtener una visa americana para
    llegar al Downtown (¿el de Manhattan o el de Miami?) pues con acercarme (difícilmente) al deprimente sector de la calle 19 bogotana estaría allí, según la propaganda o venta de específicos construidos para el futuro ícono de la capital. Bogotá Downtown! Vaya. Quién hubiera pensado!

    Quisiera señalarle a Willy Drews que no comparto algunas de sus muy negativas alusiones al enorme bodrio de la calle 19. Además de señalar su monstruoso tamaño, olvidó poner de presente que, al menos exteriomente parece un proyecto (rechazado) de «tesis» de algún trasnochado estudiante de escuela de arquitectura de garaje. De pronto es un castigo providencial por todas las necedades, errores y pecados mortales surtidos que los bogotanos hemos venido cometiendo últimamente, tales como la elección popular del actual alcalde del área metropolitana o la alegre contratación de obras públicas. Quiero decir, nos la ganamos completa. Nadie quiso nunca admitir que, al presente, con los recursos financieros adecuados, se puede hacer en la ciudad lo que le venga en gana a quien los tenga, sin que valgan normativas ni POT ni curadores que no curan ni un catarro ni planificadores cuyos sesudos estudios tienen tanta vigencia actualmente como el Catecismo Astete y la Urbanidad deCarreño. Como tuve ocasión de señalarlo en «El Malpensante» a propósito de la próxima demolición del terminal de pasajeros del aeropuerto Eldorado, estas discusiones, defensasy alegatos que dan la sensación de ser de arquitectura y/o urbanismo, en realidad no lo son. No pasan de ser buenas intenciones que nada significan ni nada pueden ante la realidad financiera de enormes negocios, que aparentemente son los que nos merecemos.

    La historia me respalda en esto. Muchos, o casi todos mis colegas ya olvidaron cómo se logró torcerle el pescuezo a las normas vigentes en los años 60 para el entorno del parque de Santander, y permitirle así al edificio de Avianca subir al triple de la altura hasta entonces aceptada como máxima para edificaciones nuevas en ese lugar. Y cómo el cáncer urbano del comercio desbocado sigue infectando más y más áreas en la ciudad, degradándolas y provocando una continuada migración e inestabilidad urbana.

    Supongo, estimado Willy Drews, que el increíble fotomontaje que ilustra al blog al cual me refiero fue tomado de la publicidad promocional para el superbodrio de marras. Es fascinante, aunque un tanto maleducado e injusto para con el norte de Bogotá, pues sitúa lo que nos espera en medio de un collage hecho de trozos de ciudad arrancados de sectores como las calles 50, 70, y 80 y las carreras 3a a 17, más unos cerros ominosamente próximos a esos sectores. La ciudad, en esa imagen surrealista, parece atacada de enanismo urbano, y las montañas, de hipertrofia repentina. La zona norte de la ciudad puede ser lo que sea, pero no
    se merece – todavía – una presencia de ese orden, ni en un folleto promocional tan poco caritativo con Bogotá.

    GERMAN TELLEZ C.

  4. Jimmy Peña

    Willy es un buen arquitecto, al igual que Bermudez y Samper, pero esta es la ciudad que nos dejan a nosotros los jovenes… ¿Quiéres entonces aplausos?

  5. Willy Drews

    Respuesta a Victoria Solís y
    Jimmy Peña, que presumo jóvenes.

    Respondo sus tres preguntas:
    – Qué hacer ante este inminente “castigo” colectivo?
    – Esta es la ciudad que nos dejan a los jóvenes?
    – Quieres entonces aplausos?

    Primera respuesta: Oponerse al castigo, luchar y evitar su construcción.

    Segunda Respuesta: Los viejos estamos dejando la ciudad que hemos podido hacer, y la que no hemos podido evitar. Nos queda la tranquilidad de conciencia de haber tratado de dejar una buena arquitectura, en la medida de nuestras capacidades, para que las generaciones futuras hereden una ciudad vivible que puedan mejorar y defender. Parece sin embargo que esto a los jóvenes no les interesa.

    Cuando escribí mi artículo sobre el BD Bacatá lo hice pensando precisamente en Ustedes, pues los viejos no vamos a padecer el deterioro que el Super Building va a causar en el centro de la ciudad: Y los únicos comentarios que se recibieron fueron de Carlos Morales y Germán Téllez – que no pueden llamarse jóvenes – y de Juan Luis Rodriguez – que tampoco es ningún adolescente – . Donde están entonces los jóvenes, y sus intereses?

    Devuelvo las preguntas multiplicadas:

    -P: Cuántos jóvenes se opusieron a que demolieran el Terminal de Pasajeros del Aeropuert0o Eldorado?
    -R: Ninguno.

    -P: Cuántos jóvenes opinaron sobre la torre de Unicentro?
    -R: Ninguno.

    -P: Cuántos jóvenes se manifestaron con relación al Transmilenio por la carrera séptima?
    -R: Ninguno.

    -P: Cuántos jóvenes se han preocupado por el edificio de Fedegán en Teusaquillo?
    -R: Ninguno.

    -P: Cuántos jóvenes expusieron sus puntos de vista con relación a la eventual desaparición del Seminario Mayor?
    -R: Ninguno.

    Encimo dos preguntas adicionales sin repuesta: Como quieren que les dejemos la ciudad que sueñan si no la definen, no tienen ningún interés en lo que pasa en ella, ni luchan por su buen desarrollo? Que van a contestar a las generaciones que les siguen cuando les hagan la misma pregunta? Bogotá es de Ustedes y de los que vienen detrás. Contribuyan entonces a que no la destruyan. No esperen que el milagro urbano les caiga del cielo como el maná. Trabájenla, protéjanla y gánensela.

    Ultima respuesta: Yo personalmente no aspiro a ningún aplauso; sí esperaba de los jóvenes sus opiniones, su participación activa, y eventualmente algún apoyo. Vana esperanza.

    Si Ustedes queridos jóvenes, aspiran a algún aplauso, tienen que empezar a ganárselo. Pero Ya ¡

    WILLY DREWS

  6. Victoria Solís Pauwels

    Obviamente oponerse, pero cómo? Sin el apoyo de ustedes los «viejos» no hay caso que lo hagamos solos… muchos de nosotros no sabemos cómo podríamos empezar a hacerlo: una tutela? un derecho de petición? si ustedes no lo lograron con Aeropuerto, cómo vamos a hacerlo nosotros que no tenemos ninguna actuación en las Entidades Públicas, si nadie nos «reconoce» aún?

    Tenemos grupos, nuestro campo de acción generalmente es el digital que muchos de ustedes ni siquiera conocen. Somos muchos, estamos formando nuestra opinión y la forma que queremos vivir la ciudad, nuestra ciudad.

    Creería yo que debemos hacer un colectivo, «jóvenes» y «viejos» y que su experiencia y sabiduría nos ayude a construir esta ciudad, la que ustedes le quieren dejar a sus hijos y la que nosotros viviremos y le dejaremos a los nuestros.

    Así que emepecemos ya! que éste sea el primer paso.

  7. Francisco Pardo Téllez

    De pronto muchos colegas me califican de mal intencionado o «ave de mal agüero», pero en mis años de práctica he aprendido que pensar en grande en arquitectura, en Bogotá, en Colombia cada día es más fácil.. por lo menos para hacer el «render» y descretar calentanos.

    Lo difícil está en aportar calidad, diseño, escala humana y urbana y ante todo funcionalidad en la implantación urbana, por que lograr conseguir permisos y quiebres de las Normas, con coimas y descaro es posible, obtener los recursos financieros se logra con buenas palancas y oscuras recomendaciones, y no sobran unos tragos y regalos para agilizar los giros.

    Encontrar bobalicones ingenuos que compren «el proyecto más destacado del sector», por lo grande y feo, no por su calidad; tras los últimos años cualquier culebrero los convence, otra cosa es lograr realizar la obra manteniendo las especificaciones y calidades ofrecidas, toda una odisea.

    Si esto fuera un axioma, su mejor ejemplo, hasta ahora en Bobotá, puede estar en la desagradable y degradante muralla que se levanta sobre la circunvalar con la 63 o 65, prefiero no localizarla para no tener la tentación de enviar sus coordenadas a Al Qaeda diciéndole que es el refugio de Obama, para que un misil se estrelle contra ella.

    … mientras en las planotecas (baúles de las frustraciones que ahora se reducen a cajas de CD) o en las revistas duermen cientos de proyectos, menos osados y más reales de una ciudad más amable y posible, los nuevos conquistadores ibéricos y multinacionales nos siguen ilusionando con cuentas de vidrio multicolores y desproporcionadas torres, ante la mirada atónita y silenciosa de jóvenes colegas que solo se comunican con los pulgares y desconocen esta ciudad a 2.600 msnm cada vez más lejos de las estrellas.

    A través del tiempo he aprendido a ser «Tomasino», no por el santo de Aquino el urbanista de la Ciudad de Dios, sino por el discípulo que metió los dedos en la llaga, es decir incrédulo o escéptico, y todavía espero que algo tranque semejante desproporción del Bacatá, no por que desee el mal ajeno y menos porque este en contra de osadías posibles y proyectos para la renovación y equilibrio del centro de la ciudad.

    Sin entrar en mayores consideraciones estéticas y funcionales, bien valdría la pena que se comparará este prepotente proyecto de Bogotá con la Torre Hearst ( Columbus Circle en New York) de Sir Norman Foster, el primer rascacielos terminado después del 11-S, que se construyó sobre el antiguo edificio Hearst, de 1928, preservando la fachada original y haciéndolo crecer en altura. (http://teruelshopper.com/wp-content/uploads/2011/02/hearts-tower-1.jpg) opción de conservación e integración con el patrimonio desperdiciada ya varias veces en nuestra ciudad.

    Créanme que fui uno de los que más soplo fuerte para que la famosa torre de la Escollera se torciera y se desistiera de hacer.. y estoy dispuesto a pararme en la 19 a soplar nuevamente.

    FRANCISCO PARDO TÉLLEZ
    Arquitecto 4×4

  8. Sergio Aguia

    La ciudad es una construcción (o destrucción) colectiva; fruto de la interacción entre un medio ambiente omnipresente y cambiantes sociedades humanas que lo habitan; para que sea insufrible basta con la brutalidad de pocos y la ignorancia o anuencia de los demás; para que sea agradable y sostenible se requiere que el conjunto de la sociedad o al menos la mayor parte de ella la habite de forma respetuosa y coherente; las obras humanas son comparables con una receta de cocina, basta con un error para dañar todo, y hay que acertar la mayoria para que quede más o menos bien.

    El hecho de que en Bogotá aun podamos disfrutar de buena arquitectura de diversas épocas emplazada en un imponente entorno natural, se lo debemos agradecer en gran medida a la ardua labor de destacados urbanistas, arquitectos y otros profesionales que, estando actualmente en su mejor momento profesional, durante su juventud y con un ético ejercicio profesional hicieron de esta ciudad un lugar mejor, y adicionalmente mediante su labor educativa multiplicaron en sus educandos valores como el respeto por su patrimonio y el entorno natural que lo sustenta.

    Las cosas se parecen a su “dueño”, y Bogotá es prueba de ello, si queremos una ciudad mejor debemos hacernos mejores ciudadanos, trabajar en equipo y vivir con ética y respeto; la ciudad como la vida hay que ganársela día a día, nadie va a venir a hacer la tarea por nosotros.

  9. daniel vanegas rodriguez

    Si bien el modelo de crecimiento y ordenamiento territorial de Bogotá es el de una ciudad descentralizada y competitiva no tengo claros que tipos de beneficios brindara este proyecto a la ciudad y especificamente al centro de Bogotá, lo mas lógico seria afirmar que de acuerdo a la constitución y el POT, se haya evaluado y balanceado toda las series de cargas y beneficios que este proyecto debe asumir para el beneficios de todos los ciudadanos, ya que como lo sustentan estas herramientas normativas : el bien común se prioriza sobre el individual.
    debemos creer entonces que este no es un proyecto comercial sino con una orientación de equipamiento para la ciudad. Incluyo a esto la preocupación por la situación de movilidad en el centro de Bogotá. ¿que sucederá con la infraestructura del sector?,¿se habrá tenido en cuenta la movilidad?, el plan maestro de movilidad? se ha hecho alguna revisión de este proyecto? (dadas las inconsistencias de los sistemas que involucran al sector en distintos planes maestos tanto de ordenamiento territorial como de movilidad, como como siempre se quedan en planes de enunciados sin lugar a estrategias ni proyectos concretos)

    Debemos ser conscientes en la importancia de la carga social en la arquitectura de la planeacion territorial. de conocer y analizar los múltiples y variados tipos de herramientas normativas, que no son camisa de fuerza para el trabajo en la ciudad pero sí guias y memorias del desarrollo y ordenamiento de Bogotá. sugiero que como arquitectos preocupados por el caso del BD Bacatá (downtown) nos empapemos en el tema para detener estos fenomenos de construccion indiscriminada sin ningun ápice de consideración social, y logremos desarrollar una ciudad en verdad competitiva, democrática ordenada; y no caer en los vicios en los que hemos caido hasta ahora, y comenzar a pensar de forma metodologica y planear la forma de detener estos fenomenos con estrategias puntuales.

  10. Jorge Calderon

    Supongo que soy el único que voy a ir «contra la marea» e ir en ristre de este artículo.

    Antes que nada, aclaro que no soy arquitecto, ni urbanista ni nada de ello (soy estudiante de derecho), pero siempre han sido campos que me han llamado en demasía la atención. Por eso quiero aportar una visión distinta al unísono aquí presente en contra de este proyecto, y por lo visto, de la construcción en altura y los rascacielos.

    Por mi parte este proyecto me encanta, me parece un excelente aporte al Centro de Bogotá (si, ese mismo que ya tiene una veintena de rascacielos modernistas sobre los 100 metros y que se merece varios más, ni que fuera la primera vez que un edificio de altura similar se edifica en Bogotá -no hay que dejarse llevar por el número de 66 pisos en altura, son bastantes, pero la altura global del proyecto no superará los 240 metros de altura, no hay mucha diferencia respecto de la actual Torre Colpatria-).

    Por supuesto que me parece una lástima lo que sucederá con el Hotel Bacatá y su demolición, pero aquél edificio aunque si bien tiene buena arquitectura, tampoco es un exponente magnánimo del modernismo como para que deba de preservarse a ultranza.

    Por mi parte, me parece que el proyecto SÍ respeta la escala y densidad del sector. El diseño escalonado no rompe «de tacazo» con la línea de altura de los edificios que hacen parte de la Calle 19 en ese sector, que no son precisamente enanos (parece que estuviésemos hablando de construirlo en el Centro Histórico o en la mitad de la localidad de Teusaquillo, o de hacer una cicatriz como la de la Torre Montparnasse en París, nada más lejano a ello. Estamos hablando de construirlo en un sector que tiene una muy alta densidad edilicia desde hace décadas). Es más, el primer vólumen del edificio conserva la altura promedio de sus vecinos residenciales y de oficinas -el render aquí publicado no le hace justicia al proyecto y lo muestra MUY FUERA de escala, así se vería si fuese un edificio de 450 metros y no uno de 240 metros de altura-.

    Estamos tratando a ese sector del Centro Tradicional de Bogotá como si fuese tan sensible a construcciones en altura, teniendo en cuenta que es un sector que ya en la década de 1960 cambió radicalmente su escala urbana de baja densidad por en su mayoría edificios de 10 pisos en adelante. El tema normativo aún no lo conozco (todavía no he tomado el curso de derecho urbano, sus profundizaciones o alguna materia relacionada con la facultad de arquitectura -estudio en la U. Nacional-), pero alguna ventaja ha de tener ese terreno para levantar edificios altos (tal vez el ser una esquina en una ubicación privilegiada por una avenida y un sector sin mayores restricciones para edificar en altura, como la Calle 26 con Avenida Caracas, donde también pronto se verá algún desarrollo equiparable o superior en altura al BD Bacatá).

    Igualmente la densidad edilicia del Centro Tradicional no es para nada pequeña, hay muchos metros cuadrados construidos, el promedio de altura debe de estar en torno a los 12 pisos y 50-60 metros (lo cual asegura buena altura).

    Sobre la movilidad, no veo el tema de una manera apocalíptica. Una vez entre en funcionamiento las troncales de TransMilenio por la Carrera 10ma y Calle 26, estas se encargarán de movilizar a gran parte del volúmen de personas que genera el Centro de la capital. Ahí el tema del cuello de botella entra es con lo que se vaya a hacer en movilidad para atender la Carrera 7ma una vez se integra con la Carrera 10ma hacia el norte, pero eso es harina de otro costal.

    También falta vez qué pinta con el SITP, porque sin lugar a dudas gran parte de la culpabilidad de la movilidad lenta en horas pico en las avenidas del sector recae en el exceso de buses de servicio público (prácticamente todos los problemas de alguna manera u otra están vinculados y son generados por el exceso de buses de servicio público). Y todo lo anterior sin hablar de la Estación Central de TransMilenio, que servirá como un gran corazón o nodo de conexión a cualquier lugar de la ciudad.

    La crítica con la relación valorización-movilidad me parece que se queda sin fundamentos al estar ligada muy al corto plazo y al entorno vial actual. El señor Drews habla como si las condiciones actuales de movilidad fuesen perpétuas, sin tener en cuenta que la movilidad dentro de poco va a mejorar sí o sí.

    Respecto a la falacia número dos:

    Respecto a la actividad de los centros urbanos, hay que diferenciar cosas. No es lo mismo una actividad itinerante, ligada principalmente al comercio y servicios, que otra ligada a la población que allí vive. Hasta hace poco transitaba casi que a diario la Calle 19 -lo vengo haciendo desde hace 3 años, mayoritariamente a pie, pero a veces en servicio público o vehículo particular-, y en ningún momento me pareció que estuviese afectada por la sobrepoblación y exceso de tránsito como lo menciona usted, estimado señor Drews.

    Por mi parte pienso que el deterioro que ha vivido el Centro de Bogotá NO está ligado principalmente a su actividad -ligada hoy por hoy a su población flotante-, sino al asqueroso exceso de buses de servicio público que se presenta desde la década de 1980 en el sector (que son los culpables y el inicio de toda una cadena que hizo que la zona perdiese su valor, provocando la migración residencial y económica hacia otros lugares, donde en algunos casos la pérdida de valor fue tal que deterioró al extremo sectores que ya hacia la década de 1970 estaban muy deteriorados, como el antiguo San Victorino, perfecto punto como guarida de la delincuencia del Centro durante las tres últimas décadas del siglo XX por estar en medio de las Avenidas con mayor superpoblación de buses: Avenida Caracas y Carrera Décima).

    Por ello NO VEO que este proyecto resulte perjudicial para el sector y sea malo para el centro de la ciudad -todo lo contrario-, ya que su principal componente es precisamente el residencial (seguído por el turístico, -aprovechando la ubicación próxima a la mayoría de los sitios de interés turístico de la ciudad, al igual que a una amplia parte de su centro financiero, se servicios e institucional-, y posteriormente el comercial) y no las oficinas -que en metros construídos son un aporte poco relevante-.

    Este proyecto principalmente va a atraer población fija para que resida en el Centro de la ciudad. Población que SÍ necesita encarecidamente el Centro de esta ciudad (y el de otras ciudades grandes de Colombia, como Medellín). La superpoblación obviamente es mala, pero, ¿realmente el Centro de Bogotá sufre de ella? ¿no sufre más bien de falta de población fija?.

    Estaría de acuerdo con una crítica como esta si la torre se emplazara en cualquier otra locación de la ciudad, pero un rascacielos en el Centro de Bogotá -no el Histórico- no debería de ser sorpresa y motivo de rechazo, y más existiendo al menos 5 o 6 edificios entre los 160 a 200 metros de altura a lo largo de todo el Centro Tradicional.

    Me parece que este proyecto está lejos de ser un aspecto negativo para el Centro de la ciudad, y el análisis se queda en lo fatalista y llega a fallar -EN MI OPINIÓN- por aferrarse y partir de la idea de que las condiciones de movilidad y transporte del Centro de la ciudad seguirán siendo las mismas eternamente.

    Una respuesta crítica no está demás, ¿no?.

    Saludos cordiales y mucha suerte con el blog, realmente me ha gustado leer las entradas y la manera de ver varias cosas.

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